La contaminación en los océanos
Cada
año se arrojan a los océanos grandes cantidades de desechos y contaminantes.
Muchas de estas sustancias ni siquiera existían hace 50 años. La contaminación
de los océanos, en particular de las aguas costeras, se debe tanto a las
actividades terrestres como a las marinas.
Los fertilizantes y los pesticidas utilizados en las granjas agrícolas, los desechos industriales y las basuras nucleares, los gases de escape emitidos en las carreteras, las aguas usadas y los desperdicios, se vierten en los cursos de agua y terminan en el océano. Las emisiones a la atmósfera provocadas por la industria y los transportes, son otra fuente relevante de contaminación que proviene de la tierra. Una vez emitidos, muchos componentes químicos (cobre, níquel, mercurio, cadmio, plomo, zinc y compuestos orgánicos sintéticos) permanecen en al aire durante semanas o más. Se trasladan a través de los vientos y recaen en los océanos. Todos estos contaminantes y desechos son después redistribuidos por la superficie del globo a través de las corrientes de los mares.
Las actividades marinas, como la extracción de combustibles fósiles, los transportes (incluidos los viajes de crucero) y la pesca, arrojan grandes cantidades de sustancias tóxicas en el océano.
La contaminación acústica, que turba profundamente el comportamiento de algunas especies animales como los grandes mamíferos marinos, es otra cuestión cada día más grave.
La contaminación petrolífera causada por colisiones navales o naves encalladas, es desde hace bastante tiempo un problema internacional de relieve, al que recientemente han venido a añadirse los de las sustancias de riesgo y nocivas.
Una vez vertidos en el ambiente marino, muchos contaminantes de origen terrestre o marino se acumulan en la cadena trófica y amenazan gravemente los ecosistemas, sean los costeros, sean los de alta mar.
Según un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUA), los plásticos, en particular las bolsas y las botellas en PET (Tereftalato de polietileno), son los residuos marinos más difundidos en el mundo: en muchos mares regionales representan más del 80% de los residuos.
Los residuos de plástico se acumulan en los ambientes terrestres y marinos de todo el mundo, se descomponen lentamente en pequeños pedazos tóxicos que pueden ser consumidos por los seres vivos a todos los niveles de la cadena alimentaria. Muchos animales, incluidos los mamíferos marinos, las aves, los peces y las tortugas, pueden confundir los plásticos por alimentos. Las tortugas marinas, en particular, confunden las bolsas flotantes con las medusas, uno de sus alimentos preferidos. Un estudio de cinco años de duración sobre los fulmares en la región del Mar del Norte, ha revelado que el 95% de estas aves contiene plástico en su propio estómago.
Año tras año los seres humanos usan centenares de millardos de bolsas (100
millardos
sólo en Estados Unidos según el Word Watch Institute), y se recicla sólo un
pequeño porcentaje mientras que la mayor parte no sirve sino para unos pocos
instantes (la mayoría de las veces para el breve trayecto del comercio a la
casa). En la naturaleza, sin embargo, sobreviven durante miles de años.
Acumulados junto a otros residuos, pueden formar extensiones gigantescas, auténticos vertederos flotantes. El más famoso, conocido con el nombre de Trash Vortex (vórtice de basura), es más grande que Texas. Se trata de un enorme vertedero generado por las corrientes marinas entre las islas Hawái y el Pacífico Norte. Su triste fama lo ha convertido en una meta turística
Según el informe del PNUA, «las bolsas de plástico de usar y arrojar sofocan la vida marina, y deberían ser prohibidas o eliminadas lo más pronto posible. Es, sencillamente, imposible justificar la producción.
¿Qué es el Agua?
El agua es la sustancia que sostiene
la vida en el planeta Tierra.
El
agua es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y
uno de oxígeno (H2O). Es esencial para la supervivencia de todas las formas
conocidas de vida. El término agua, generalmente, se refiere a la sustancia en
su estado líquido, pero la misma puede hallarse en su forma sólida llamada
hielo, y en forma gaseosa denominada vapor.
Historia
de su estudio
Los
antiguos filósofos consideraban el agua como un elemento básico que
representaba a todas las sustancias líquidas. Los científicos no descartaron
esta idea hasta la última mitad del siglo XVIII. En 1781 el químico británico
Henry Cavendish sintetizó agua detonando una mezcla de hidrógeno y aire. Sin
embargo, los resultados de este experimento no fueron interpretados claramente
hasta dos años más tarde, cuando el químico francés Antoine Laurent de
Lavoisier propuso que el agua no era un elemento sino un compuesto de oxígeno e
hidrógeno. En un documento científico presentado en 1804, el químico francés
Joseph Louis Gay-Lussac y el naturalista alemán Alexander von Humboldt
demostraron conjuntamente que el agua consistía en dos volúmenes de hidrógeno y
uno de oxígeno, tal como se expresa en la fórmula actual H2O.
Casi
todo el hidrógeno del agua tiene una masa atómica de 1. El químico estadounidense
Harold Clayton Urey descubrió en 1932 la presencia en el agua de una pequeña
cantidad (1 parte por 6.000) de lo que se denomina agua pesada u óxido de
deuterio (D2O); el deuterio es el isótopo del hidrógeno con masa atómica 2. En
1951 el químico estadounidense Aristid Grosse descubrió que el agua existente
en la naturaleza contiene también cantidades mínimas de óxido de tritio (T2O);
el tritio es el isótopo del hidrógeno con masa atómica 3.
El
agua en la Tierra
En la imagen se muestra el total de
agua de los océanos en comparación con la superficie terrestre.
El
agua cubre el 71% de la superficie de la corteza terrestre. Se
localiza principalmente en los océanos donde se concentra
el 96,5% del agua total, los glaciares y casquetes polares
poseen el 1,74%, los depósitos subterráneos (acuíferos), los
permafrost y los glaciares continentales suponen el 1,72% y
el restante 0,04% se reparte en orden decreciente
entre lagos,
humedad del suelo, atmósfera, embalses, ríos y seres vivos.
El
agua es un elemento común del sistema solar, hecho confirmado en
descubrimientos recientes. Puede ser encontrada, principalmente, en forma de
hielo; de hecho, es el material base de los cometas y el vapor que compone sus
colas.
Este
líquido vital es uno de los tantos recursos naturales renovables que nos proporciona
la naturaleza y la usamos todos los días en forma individual, en la vida
cotidiana en nuestra familia y en la sociedad, para nuestro consumo, aseo, uso
doméstico e industrial. El agua forma parte de la vida misma, pues todos los
seres vivos tienen en su composición, un alto contenido de agua.
El
agua de las montañas
El porcentaje de agua contenido en
ríos, lagos y montañas es de apenas el 1%.
Los
principales ríos del mundo, desde el Río Grande en Sudamérica
hasta el Nilo en África, nacen en las montañas. En
consecuencia, más
de la mitad de los habitantes del planeta dependen del agua de las montañas para cultivar alimentos, producir
electricidad, mantener la industria y, lo que es más importante, para beber.
Cada
día, una de cada 2 personas en el planeta consume agua procedente de las
montañas. Mil millones de personas en China, India y Bangladesh, 250 millones
en África y toda la población del estado de California, en Estados Unidos, se
encuentran entre los 3,000 millones de personas que dependen del flujo
constante de agua dulce y potable de las montañas.
En
las regiones húmedas del planeta, las montañas proporcionan entre 30 y
60% del agua dulce río abajo. En los ambientes semiáridos y áridos,
éstas proporcionan entre 70 y 95%.
El pescado bueno, limpio y justo
La
filosofía Show Food se asienta en la defensa de un placer gastronómico
cotidiano y para todos, asociado a la recuperación de los vínculos que
invariablemente han fusionado planeta, personas y comidas.
Para determinar esta filosofía, Show Food ha desarrollado un concepto de
calidad alimentaria declinado en función de tres criterios fundamentales e
independientes, sintetizados en el lema bueno, limpio y justo.Bueno: alimentos frescos,
gustosos y de temporada, que satisfagan los sentidos y permanezcan unidos a
nuestra cultura e identidad locales.Limpio: a partir de métodos
de producción respetuosos con el ambiente y la salud humana.Justo: precios accesibles
para los consumidores, y también unos beneficios justos para los pequeños
productores, que garanticen condiciones de trabajo y de vida dignas. Estos
criterios corresponden a una visión global de la alimentación, toman en
consideración la capacidad de renovación del ambiente y la necesidad de los
seres humanos de vivir juntos en armonía, y se aplican al pescado como a
cualquier otro alimento.
Al consumir de manera “show” y seleccionar pescado bueno, limpio y justo, todos podemos gozar de los placeres de la mesa y a su vez orientar al mercado para una gestión responsable de los recursos ícticos.
Al consumir de manera “show” y seleccionar pescado bueno, limpio y justo, todos podemos gozar de los placeres de la mesa y a su vez orientar al mercado para una gestión responsable de los recursos ícticos.
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